Siendo mi mejor amiga desde hace diez años lo natural es que hubiera presenciado mi llanto con anterioridad, pero algo que no sabes es que no era costumbre mía desbaratarme de este modo. La única vez que he llorado así (sin contar aquella ocasión en la que dicen que lloré con vodka y que yo por fortuna no recuerdo) fue con mi maestra de piano, cuando me dio de baja y acabó con mi esperanza de hacer el examen público que tanto ansiaba, había depositado en ella toda mi confianza, le tenía tanto cariño que en ocasiones la sentía como a una madre, pero el hecho es que yo me encargué de acabar con esa oportunidad, dicen y a veces pienso que fue injusta, pero el derecho se lo ganó cuando dejé de luchar. Contigo dejé de luchar, cuando me limitaba a aceptar todo lo que decías, cuando dentro de mí me aseguraba no estar de acuerdo y por fuera permitía que tu mirada, tus labios, tu embriaguez y ese estúpido olor a suavizante barato mezclado con Delicados me convencieran de que ‘una vez más’ no me haría daño.
Igual y tienes razón, quizás no sé cómo ser tu amiga, pero tu nombre estaba en mi lista, junto a la gelatina verde, el refresco rojo, los globos aerostáticos y los calcetines de colores.
En fin, la última cerveza no me supo a nada y decidí dejarla ahí. La música era buena, y a decir verdad me divertí mucho. Este viernes iremos a un café, ya hablamos mucho de tí, ahora le toca hablar de Diego.
Feliz cumpleaños.
Seré muy breve, como dice la canción, te he perdido y esto duele. [Merci N.]
tantas… pero tantas… veces!!!
Estamos por aquí…?luego miraré es link que me has dejado, con más detenimiento…Un abrazo :)Ocean