Los tatuajes

EDUARDO CASAR
 
Sucede que yo no me enamoro.
Simple, infinitamente,
me tatúo.
Se me quedan
tus manos y tus voces
como mordedura
permanente.
Se me contagia todo
del tatuaje,
la música, el olor,
el mar privado,
lo que íbamos a ser
y nunca hicimos.
Basta la lluvia
y se me nota todo.
 
 
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