jueves…

la otra noche soñé que estabas incompleto, frágil, enfermo, triste…
aun sabiéndote patético guardabas compostura, recordabas tus modales y pretendías ser un digno caballero…
demasiado digno como para recibir el calor de mi mirada, una caricia, una palabra, tal vez una píldora para las náuseas…
habrías pensado que era lástima? yo me sentía mal, tenía miedo, no miedo de que te pasara algo peor, tu desgracia ya era plena, ni miedo de la agresividad débil con la que cargaste tu mirada,
tenía miedo de algo más, que desconocía y me hacía sentir aun más impotente, quizás de la posibilidad que tenían todos estos sentimientos de no servir absolutamente para nada…
de no poder sanar esas heridas tan profundas, de no poder abotonarte la camisa, de no ser capaces de regresarte tu color, tu fuerza, tu sonrisa,

    tu brazo derecho…

te incorporaste lentamente intentando no mirarme, casi arrastrándote para llegar a la puerta de ese viejo baño gris, contuviste un espasmo y azotaste la puerta en mi cara… desperté…

dime porfavor que tienes aún con qué sostener esa guitarra.